Formas, colores, texturas, aromas asombran y deslumbran al hombre desde la prehistoria.
Los artistas se presentan ante nuestros ojos cual etnógrafos ávidos de registrar todo lo que encuentran a su paso. Visitantes de nuevos/ viejos lugares que desean grabar en sus pupilas y cámaras fotográficas todo lo observado para luego transmitirlo a sus descendientes. Nos muestran el universo por ellos visualizado y reinterpretado desde sus propias miradas. Miradas éstas que revelan una gran sensibilidad hacia el entorno que los rodea, más allá del tiempo que llevan compartido con él. Será, como dijo Alejo Carpentier, en su obra Visión de América, que el nuevo continente aún conserva los mitos de su virginidad en las reveladoras proporciones y formas de sus paisajes.
Registrar de diferentes maneras el entorno que los rodea, nos muestra el asombro que en ellos genera la existencia de una naturaleza copiosa de elementos formales que les permite una amplísima variedad de representaciones. Todo está frente a sus ojos, hasta la invisibilidad e intangibilidad del desarrollo y cambio de las formas. Ellos logran maravillarse ante esto y mostrar una nueva realidad, que, no por nueva, deja de constituir nuestro patrimonio universal. De esta manera, así como hoy podemos saber cómo fue la visión de América que tuvieron los primeros visitantes, exploradores, investigadores de estas tierras, mañana nuestros predecesores tendrán la mirada ofrecida por estos artistas.
Mgter. Mónica Gelós
Facultad de Turismo - UNComahue
co-curadora invitada
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